Maho y Zorya en la Biblio de los Chicos

Hoy publicaron en la Biblio de los Chicos, la biblioteca virtual de la Revista Imaginaria y Educared, el cuento Maho y Zorya que, como ya fue comentado aquí, obtuvo una Mención Honorífica en los premios anuales de literatura del Ministerio de Educación y Cultura dentro de la categoría Literatura Infantil inédita.

Ilustración de Fernando de la Iglesia

El cuento, que se puede leer on-line o descargar en PDF para imprimirlo, fue ilustrado para la ocasión por Fernando de la Iglesia, quien aportó un extraordinario autorretrato para su ficha en la Biblio.

Autorretrato, de Fernando de la Iglesia

A Fernando y a los amigos de Imaginaria, mi agradecimiento. A los lectores, la invitación para que pasen y lean.

«De pie, entre sus discípulos y las torvas montañas»

Reproducción facsimilar del soneto La cátedra

De pie, entre sus discípulos y las torvas montañas...

Quizás sea un abuso echar mano del cien aniversario de la muerte de Julio Herrera y Reissig para terminar reivindicando la figura del ubicuo Mario Levrero (lo del adjetivo «ubicuo» es aplicable al menos aquí en Montevideo, y entre los escritores, claro). De todos modos, es rescatable la nota de Vila-Matas, si bien la fecha de la muerte del poeta está en discusión.

Por lo pronto, el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, ateniéndose a lo que sostiene la Academia Nacional de Letras, estipula que dicho centenario será el 18 de marzo, y ese día hará su conmemoración. Por lo demás, y en referencia a la nota de Vila-Matas, cabe aclarar que la Torre de los Panoramas sigue en pie. Hoy día, ocupa ese edificio la Academia Nacional de Letras del Uruguay: algo muy simbólico, por cierto, para este poeta rebelde ante las academias.

Pego a continuación un soneto formidable que el 9 de marzo compartía la amiga Raquel Diana en una de las redes de escritores de nuestro país, ella sí, suscrita a esa fecha de aniversario, la del 9 de marzo y no el 18:

AMOR SÁDICO

Ya no te amaba, sin dejar por eso

de amar la sombra de tu amor distante.

Ya no te amaba, y sin embargo el beso

de la repulsa nos unió un instante…

Agrio placer y bárbaro embeleso

crispó mi faz, me demudó el semblante.

Ya no te amaba, y me turbé, no obstante,

como una virgen en un bosque espeso.

Y ya perdida para siempre, al verte

anochecer en el eterno luto

—mudo el amor, el corazón inerte—,

huraño, atroz, inexorable, hirsuto…

¡Jamás viví como en aquella muerte,

nunca te amé como en aquel minuto!

(De Los parques abandonados)

Prefiero recordar al poeta a través de sus mejores textos y,  sin prestar mayor atención a las fechas exactas, dejar correr estos diez días que van del 9 al 18 como si entre ellos también pudieran recordarse los Idus de Marzo. Y es que tratándose del divino Julio

Catadores de Lecturas

No sé si existe algo así como «la nueva narrativa uruguaya». Sé que se han hecho esfuerzos por intentar reunir colecciones de cuentos de autores que más o menos nacieron por las mismas fechas en este país. Claro que eso, más allá o más acá de una labor de recolección y clasificación, no define una generación. Y es que tampoco está claro que hoy día pueda definirse una generación de escritores en cualquier parte, y si hacerlo puede o no servir de algo: promocionar un paquete de lecturas o denostar un paquete de escrituras, o viceversa.

Hay que asumirlo: estamos en una época en la que no es fácil proponer coordenadas hegemónicas o series de nociones indiscutibles a partir de las cuales instaurar un intercambio entre lectores y escritores en pos de codificar o decodificar el mundo o la aldea en que vivimos. Para subsanar esta situación, algo interesante es aproximarse a las redes sociales que se van tejiendo en distintas partes: saber lo que otros leen; saber lo que otros escriben; e intercambiar sobre eso.

Las redes sociales en torno a la lectura y la escritura se trazan más por afinidad que por principios o por categorías. En general, las redes sociales no pueden masificarse, en cuyo caso dejarían de ser tales para pasar a ser medios de comunicación de masas. Las redes sociales requieren un intercambio entre los participantes que no puede superar cierto umbral de atención. Hay quien dice que ese umbral es de unos cien integrantes, más o menos. Yo pienso que cien quizás ya sean demasiados (pero bueno, eso también va en cómo participan los involucrados en las redes).

¿Y a qué voy con todo lo anterior? A decir que hoy he descubierto que un grupo de escritores uruguayos (primera condición de afinidad), cuyas edades oscilan entre los 25 y 35 años (segunda condición de afinidad), que no residen en la capital del Uruguay, sino en ciudades del interior (¿tercera condición de afinidad?), que intercambian entre sí conclusiones y valoraciones acerca de sus lecturas (cuarta condición de afinidad: se asumen como escritores-lectores, y eso no es poca cosa en la actualidad), y que se han subido a la internet sin mayores prejuicios (quinta condición: casi todos son blogueros), este grupo, iba a decir, se ha jugado a abrir una bitácora en la cual escriben sus pareceres acerca de lo que leen. Me refiero al Club de Catadores.

La riqueza del blog, así la veo, radica en lo que publican distintos escritores, que escriben allí reseñas prolijas de libros, donde al comentario se agrega una cita de la obra en cuestión y una calificación, diciendo si ésta es mala, regular, buena, o muy buena. Y también radica en los comentarios, donde además de aparecer la opinión de los integrantes del equipo de redacción (esto último quizás suene un poco rimbombante para un blog, pero hay que ir acostumbrándose) se suman otras voces de otros escritores que cumplen con las condiciones de afinidad del emprendimiento (otro palabrón rimbombante).

No cumplo con la segunda ni con la tercera de las condiciones de afinidad, pero me sumo a la lectura del blog, e invito a quienes tengan ganas de seguirlo a que no se queden atrás.

Los promotores del blog: Leonardo Cabrera (San José, 1978); Pedro Peña (San José, 1976); Damián González Bertolino (Punta del Este, 1980); Leonardo De León (Minas, 1984); Ignacio Fernández de Palleja (Treinta y Tres, 1978). Entre los seguidores que comentan pude detectar a Fernanda Trías (Montevideo, 1976) que escribió una de las novelas más inquietantes del inicio de siglo (La azotea, 2001).

Volviendo a lo del principio: no sé si existe algo así como una nueva narrativa uruguaya, pero en este Club de Catadores se han juntado un buen puñado de cultores de la escritura y la lectura que tienen algo para decir. Y en eso andan.