«…para las jóvenes generaciones (y acaso para muchos más) el nombre de Pedro Piccatto poco dice«, escribe el poeta Washington Benavides en una nota que aparece en un blog que homenajea al poeta uruguayo Pedro Picatto (1908-1944).
Poeta fugaz, Picatto, solo publicó un libro en vida. Fue en 1937, y se titulaba «Poemas del ángel amargo«. Luego de su muerte, otros poetas amigos intentaron mantener viva su obra, en principio, publicándola: «Las Anticipaciones» es una antología de los poemas inéditos de Piccatto, preparada y llevada a la imprenta por un grupo de escritores, entre los cuales figuraba Líber Falco. Más tarde, algunos de sus poemas aparecieron en antologías de la poesía uruguaya.
Así y todo, la sentencia de Benavides parece inamovible: el nombre de Piccatto poco dice a las nuevas generaciones. Pedro Picatto, puede decirse, es un poeta olvidado.
Claro que dicha sentencia no tiene por qué ser irreversible. Basta que las nuevas generaciones vuelvan a poner en circulación la poesía de un autor para que esta reviva, salte de los anaqueles mohosos y oscuros de las bibliotecas y llegue a las manos de lectores que, sin importar la insignificancia que el nombre del poeta pueda tener en el presente, encuentren en su poesía la emoción que perdura más allá de los nombres y los tiempos.
En esa dirección, Pedro Picatto ha tenido una doble suerte en los últimos dos años.
Primero, su obra poética fue editada, completa, por la Editorial Yaugurú, en la Colección Rescate, a finales del año 2008. En un volumen muy cuidado, bajo el título de «Las anticipaciones del ángel amargo«, podemos encontrar ordenada en ocho secciones (u ocho títulos) lo que sería la obra completa de Piccatto, donde se compendian los siete poemas de «Las anticipaciones» (Sangral; Malva; Evidencias; Jardín y mar; Azul en sombra; Siete poemas; Miel estéril) y «El ángel amargo» (título que en vida publicara el autor). De algún modo, este libro podría figurar como el ofrecimiento de un cielo nuevo para que remonte vuelo la poesía olvidada de Piccatto.
Muerta
………… la mariposa.
………… Crucificada
………………………… sobre la cruz de un vuelo.
Ahora tiene su cielo entre las hojas de un libro.
De un libro
que no habla de mariposas
ni de muertes.
(Pedro Piccatto, del libro «Azul en sombra«)
Esa edición podría haber sido suficiente para lograr que el nombre de Piccatto comenzara a decir algo, al menos, a los lectores de poesía que solemos acercarnos a propuestas editoriales como la de Yaugurú.

"Las anticipaciones del ángel amargo. Obra completa", de Pedro Piccatto, en la Colección Rescate de la Editorial Yaugurú
Pero revertir la situación de olvido de un poeta fugaz y lejano quizás requiera de algún esfuerzo más. Algún esfuerzo que dé cuenta de los potenciales destinatarios de su poesía en el presente. Un esfuerzo que sea algo así como un baipás para las verdades de su arte poética.
Y para quién
el despertar en flor de mi canción?
Para quién su infinito despertar?
Soledad sin ajar,
su fruto pleno,
su irreal entrevero
………………………….. para quién?
Y para quién
su musical arteria de verdades?
Para quién su alameda de luceros?
Azucena en temor,
su ala de sangre
su ventana de hierba
……………………………… para quién?
(Pedro Piccatto, del libro «Sangral«)
En un aporte a esa operación de «rescate», pongamos por caso que su poesía fuera editada en un libro-álbum ilustrado con una belleza inusitada en nuestro medio. Supongamos, además, que ese libro-álbum esté dispuesto en una colección que apunta a un público infantil, pero sin excluir por ello a lectores de otras edades. Pongamos por caso, también, que ese libro-álbum sea leído en voz alta por un adulto acompañado de un niño que observa al detalle las ilustraciones, o al revés: que la lectura corra por cuenta del niño y la mirada atenta sea la del adulto, que se deja pasear por un mundo onírico ilustrado alrededor de la poesía de Piccatto. Supongamos que el lector, niño o adolescente o adulto, quiera leer más poesía de este poeta-ángel-amargo que, por don de su arte poética, se anticipó en demasía a los tiempos de su tiempo, fue más allá de lo que podía tolerar el canon de su época, escribió su poesía, o vivió de su poesía, solo para que, como esos príncipes convertidos en sapos en los cuentos de hadas, fuera olvidado durante muchos años y despertado luego, ya no por el beso de un princesa, sino por la voz dulce y entrecortada de un lector capaz de convertir aquellas amarguras en sueños y vuelos. Pongamos por caso, al final, que todo esto efectivamente sucede: entonces, la poesía de Piccatto habrá sido «desolvidada».
Justamente, la segunda suerte de Pedro Piccatto es que en la Colección Desolvidados, bajo el título «Casi pájaro«, la novel Editorial Más Pimienta revive su poesía y la redimensiona con una propuesta editorial muy bien lograda en la dirección de colocarla al alcance de las nuevas generaciones.

"Casi pájaro", poema de Pedro Piccatto e ilustraciones de Alejo Schettini
A veces, algunas historias tristes —tan tristes como la caída en el olvido de un ángel amargo—, pueden tener un final feliz. ¿O será que esto no es un final sino un nuevo principio, un nuevo vuelo?
Mira hacia arriba el hombre cuando sueña
y cuando sueña,
vuela.
El hombre es casi pájaro.
Diríamos mejor:
¡se siente pájaro!
Y múltiple de alas y de sueños,
sube…
¡gigante dulce!
El pájaro también
si vuela
es porque sueña.
…Y la pasión del pájaro y del hombre
es soñar…
es volar!
El pájaro y el hombre
son la pasión
en ascensión.
(Pedro Piccatto, del libro «Ángel amargo«, ahora editado en el libro-álbum «Casi pájaro«, ilustrado por Alejo Schettini)
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