14 horas: ese es el tiempo que abarca esta novela. Desde las 6:15 hasta las 20:15 de un día en la vida de Karmo Dwala. Un día, casi un día completo, sin la noche.
Sin embargo, el título de la novela habla de la noche del polizón. ¿Una contradicción entre el tiempo del título y el tiempo de la acción narrada? No. Ninguna contradicción.

«La noche del polizón» (novela), de Andrea Ferrari. Editorial Norma, Colección Zona Libre, Buenos Aires, Argentina, 2012.
El día de Karmo es un día muy especial. La Cruz Roja Internacional ha logrado localizar a su hermano, de quien fue separado brutalmente por la guerra en Liberia. El día transcurre al ritmo del tic tac de unos nerviosos relojes que resuenan en la cabeza de Karmo mientras la llamada telefónica que concordaron se posterga. Así, en esa espera, el joven Karmo va pensando en qué puede y qué debe contarle a su hermano cuando finalmente hable con él por teléfono. Qué puede y qué debe contarle de esa noche gris en la que estuvo hundido desde que se separaron.
A medida que Karmo calcula de qué hablar con su hermano, si es que logra hacerlo, nos enteramos de que la guerra mató a su madre y lo separó de su hermano. Así nos enteramos de cómo fueron dándose las cosas hasta que decidió meterse de polizón en un barco con un amigo, decisión que encerraba la perspectiva de un futuro mejor, pero que se convirtió en una pesadilla recurrente que apenas le permite dormir, y de la cual Karmo prefiere no hablar mucho con nadie.
Y esa, en definitiva, es la noche de Karmo, un niño que tenía doce años cuando la guerra lo arrojó a una tenebrosa peripecia de cinco años que apenas le dio algún respiro, en esas escasas oportunidades en que alguna persona se le acercó a tenderle una mano: una asistenta social, una enfermera, un docente de español, algún otro joven refugiado, o cuando se enamoró de una chica porteña, Lucía, de quien está momentáneamente separado. Una pesadilla que conserva sus reflejos en el racismo cotidiano de una ciudad donde casi no hay negros, Buenos Aires, y que lo mira con desconfianza por el color de su piel. La noche del polizón, esta excelente novela de Andrea Ferrari, es la historia de un refugiado que, por distintos medios, solo o acompañado, tuvo que hacer frente a las carencias y violencias brutales de la vida en el continente africano, y tuvo que enfrentarse a un viaje terrible para escapar de allí, pero que no se resignó a esa situación y buscó, y busca, un futuro mejor.
Un chico que aprendió que:
Estaba bien tener esperanzas, pero no demasiadas. Muchas esperanzas podían volver idiota a una persona.
Un chico al que:
Le gustaba la idea de imaginarse otro, completamente distinto.
La novela narra, con la precisión de un reloj que va dando la hora exacta capítulo a capítulo, cómo Karmo intenta sobreponerse a un pasado terrible. Narra cómo las catorce horas de un día muy particular (el presente narrativo) podrían llegar a despejar las pesadillas de la noche terrible de un polizón (que nos son dadas a leer en las escenas retrospectivas, flashbacks o analepsis, con las que el narrador externo va repasando la vida de Karmo). La novela narra, con el pulso conmovedor de la desesperanzada esperanza (valga el juego de contrarios), cómo Karmo logrará, a su modo, con sus vacilaciones, con su carácter rudamente amable, generoso y endurecido, sensible y temeroso, conversar por una vez con alguien que no sólo podrá ayudarlo a asumir su pasado sino también contribuir a abrir un hueco de luz en el porvenir: su hermano Momo.
La noche del polizón se hace cargo de uno de los problemas más terribles de nuestro mundo, la brutal exclusión de continentes enteros de seres humanos, mujeres, niños y jóvenes, inmigrantes, refugiados de guerra, hambrientos, sedientos, enfermos, sobrevientes del día a día. Y lo hace desde la perspectiva de los humillados, pero sin convertirse en una proclama ni en un programa de acción, sino marcando, como los relojes marcan las horas de una espera agobiante, el tiempo presente de la vida humana, ese tiempo en el que la noche convive con el día, de forma crepuscular, al atardecer, pero también al amanecer.
Esta obra obtuvo el premio de los «Destacados de ALIJA 2012» en la categoría novela juvenil. Merecido destaque, sin duda alguna.
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Excelente ,emotiva narración de la peripecias de miles de personas que son excluidos del mundo, de un continente que aún hoy sigue siendo saqueado. Una lectura que apela a nuestra sensibilidad para con el Otro.