«Eso no se hace»: una poética para niños de Laura Wittner y Carlos Junowicz

Que en este blog somos admiradores de la obra de la escritora argentina, poeta, traductora y bloguera, Laura Wittner no es novedad. A una de sus antologías le dedicamos una entrada hace tres años. Allí exprimimos todas las posibilidades que nos dio la lectura de su poesía.

Pero en esa oportunidad no hablamos de que Laura Wittner también tiene libros publicados para niños. Hasta el momento, cuatro títulos: Cahier du temps (con ilustraciones de Gwen Le Gac , Ed. Actes Sud, París, 2006), La noche en tren (con ilustraciones de Gabriela Regina, Ed. Tres en Línea, Buenos Aires, 2008), Cumpleañeros (con ilustraciones de Claudia Degliuomini, Ed. La Brujita de Papel, Edhasa, Buenos Aires, 2008), Gato con guantes (con ilustraciones de Natalia Colombo, Buenos Aires, Ed. Tres en Línea, 2009). Y decimos hasta el momento, porque en estos días se acaba de presentar un nuevo libro de la autora: Eso no se hace, con ilustraciones de Carlos Junowicz, publicado por la novel Editorial Limonero.

"Eso no se hace", de Laura Wittner y Carlos Junowicz, Editorial Limonero, Argentina, 2015.

«Eso no se hace», de Laura Wittner y Carlos Junowicz, Editorial Limonero, Argentina, 2015.

Se trata de un libro-álbum que contiene una arte poética. No se trata de un texto científico o filosófico sobre la literatura para niños, sino de un poema que, convertido en álbum, reflexiona sobre las posibilidades de la poesía.

Muchos poetas suelen escribir este tipo de poemas en los cuales intentan aprehender qué es la poesía (algunas artes poéticas han conquistado una fama agotadora: quién no conoce aquellos versos de Becquer que terminan con el célebre «poesía eres tú»). Me tocó, por puro gusto, hace unos años, colaborar con la factura de un almacén de artes poéticas. Ordenamos en la web cientos y cientos de poemas de ese tipo, o de prosas poéticas, que iban por ahí: algunos muy poéticos, por cierto. Pero hasta ahora, nunca había leído un libro para niños que se propusiera el asunto: ofrecer la lectura de una arte poética a los más pequeños. Todo un mérito el de este libro de Wittner que, ironía de ironías, hace lo que no se hace, tal como lo anuncia desde el título.

El texto del poema es sencillo. Comienza enumerando ciertas imposibilidades al modo de reglas de un juego:

Los tigres no titilan.
Los minutos no salpican.

Luego, sobre la mitad del libro, el poema (la arte poética) propone de manera adversativa que, durante la lectura del poema efectivamente sucedió que “titilaron los tigres”, salpicaron los minutos, y así con la negación de cada una de las preposiciones de imposibilidad antes propuestas. Todo ello, para dar lugar a una pregunta:

¿Entonces? ¿Eso se hace o no se hace?

Queda firme, ahí, la idea de que la poesía, su escritura y su lectura, puede dislocar el «mundo» (el lenguaje poético como fuerza abridora de mundo), puede disparar la imaginación hasta el punto de lo fantástico, puede estimular la percepción creativa del entorno inmediato (por más lleno de desencanto que esté), puede invitar a la subversión de las reglas y de los mandatos. Lo puede, y lo hace. Basta para ello que el poeta esté dispuesto a poner en juego la poesía.

La arte poética que el texto propone está ilustrada de un modo acertadísimo por Carlos Junowicz. El ilustrador pivotea sobre los versos del poema (impresos a razón de uno o dos por página doble) y cuenta, a partir de ellos, una historia que es fiel a los elementos del poema en dos niveles: por un lado, es fiel a las imágenes que el poema propone; por otro, es fiel al proceso reflexivo (y autorreflexivo) que implica la escritura de una arte poética.

Para este logro, el ilustrador parte desde la tapa con la imagen de una ventana cerrada sobre un muro gris de una ciudad cualquiera. En el pasaje desde la portadilla a la primera página, sin que aún haya texto, vemos que la ventana se abre y aparece la imagen de un joven que mira a la calle. Ya en la tercera página, en el interior de la habitación, aparece el joven sentado y escribiendo sobre un papel con la ventana abierta al fondo. También aparecen los dos primeros versos del poema.

"Eso no se hace", ilustración interior a doble página.

«Eso no se hace», ilustración interior a doble página.

Luego hay un salto de escenario y también un desdoblamiento de carácter ficcional: es como si pasáramos a ver las ilustraciones de lo que el escritor está escribiendo. Allí aparecen dos personajes: un niño y una tortuga.

"Los yuyos no preguntan por preguntar". Niño y tortuga irrumpen en la historia que está adentro de la historia.

«Los yuyos no preguntan por preguntar». Niño y tortuga irrumpen en la historia que está adentro de la historia.

 

Estos dos personajes irán transitando como testigos mudos, y como hilo conductor de la historia ilustrada, por las distintas escenas que propone el poema: las de las imposibilidades y también las que invierten dichas imposibilidades.

Versos adversativos: cosas que pueden hacerse cuando se escribe y se lee un poema.

Versos adversativos: cosas que pueden hacerse cuando se escribe y se lee un poema.

 

Así hasta llegar al momento interrogativo del poema, que se ilustra sobre un fundido en negro que deja sola a la tortuga en la página en blanco, casi llegando al margen del libro.

La tortuga vuelve a aparecer, en la página siguiente, al pie de la silla donde está sentado el escritor, con lo cual queda claro que es un personaje que hace de puente entre los dos niveles de ficción dentro de la historia narrada de manera gráfica: un puente simbólicamente muy apto para acompañar la idea de un lento proceso de asimilación reflexiva. Una página más allá, la última del libro, nos vuelve a llevar a la calle del inicio. El escritor está en la ventana y parecería que cruza miradas con el niño sobre el que estaba escribiendo un rato antes. El niño, a su vez, esta parado en la calle junto a la tortuga y mira, como interrogando, al escritor.

Escena final de la historia, estampada luego de la página en la que concluye el poema, la arte poética.

Escena final de la historia, estampada luego de la página en la que concluye el poema, la arte poética.

Ese cruce de miradas, así lo pienso, nos habla de una escritura para niños que es, en su intencionalidad poética, el esfuerzo por recuperar el imaginario de la infancia, donde los límites del mundo real (lo que no se hace) pueden saltarse en el fantasioso beneplácito que ofrece la lectura. Recuperar ese imaginario fantasioso bien puede ser la arte poética que rige la escritura. Bien puede ser, también, lo que provoque la lectura de este bellísimo libro que acaba de publicar la Editorial Limonero, en un arranque de su andadura que promete.

En una entrevista que está colgada en internet, Laura Wittner dice:

A veces no escribo durante meses. Una vez fueron años. Sin embargo, cada vez que termino un poema disfruto de esa tremenda sensación fugaz, una especie de déjà vu existencial que podría resumirse en algo así como: «Ah, claro. Esto es lo que yo hago».

Hacía 6 años que Wittner no publicaba un libro para niños: que alegría nos dio en este blog encontrarnos con este libro nuevo y pensar, «Ah, claro. Esto es lo que ella hace, justamente, lo que no se hace».

3 respuestas a “«Eso no se hace»: una poética para niños de Laura Wittner y Carlos Junowicz

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