Dice en la dedicatoria: “Para todas las libreras y los libreros que ayudan a descubrir a niños y niñas lo mucho que les gusta leer”. Leí eso y pensé. Este libro me está dedicado. Este libro es para mí.
El libro lleva por título “Rasi en la librería” e integra la serie de “La pandilla de la ardilla”, una extensa colección de títulos escritos por Begoña Oro e ilustrados por Dani Montero que publica la editorial SM.

En este caso, Nora, una de las integrantes de la pandilla, lleva a Rasi a visitar una librería. Se trata de la librería a la que la niña asiste con frecuencia desde que era una bebé, la librería donde fue consiguiendo las lecturas que la han forjado como lectora en un recorrido guiado, auxiliado, por su familia y la librera de confianza.
El libro, en una primera lectura, se presenta como una guía, muy completa y muy bien informada (lo digo con conocimiento del caso), de lo que una niña curiosa puede encontrar cuando va de visita a una librería especializada en literatura infantil. Y lo que puede encontrar, además de un mundo de libros ordenados de acuerdo con un recorrido lector, es una librera informada y, si tienes suerte, a la autora de tu vida, tal como sucede en este título.
Entiéndase que si este libro fuera solo eso, una guía informativa sobre qué son las librerías, ya estaría muy bien, porque además de estar bien informado, de presentarse muy completo para primeros lectores, es ameno. Pero en este caso, la narración va más allá, porque en el relato se produce un desdoblamiento metaficcional (un palabrón para decir que lo narrado se refiere a sí mismo, es autorreferencial) que se introduce con sumo cuidado y que encaja pieza a pieza, perfectamente, como en un puzle.
La librera va dejando ver poco a poco que conoce a Nora y a Rasi, lo que, también paulatinamente, sorprende a la ardilla y la intriga. Luego, en un momento, llega a la librería un personaje secundario: una escritora, que no es otra que la mismísima Gran Duquesa, nuestra Begoña Oro, que viene a buscar un libro que encargó.
Entonces, la librera le explica a Rasi que la visitante es la escritora de las historias de Rasi: podría ser desconcertante, pero no lo es, porque todo está muy bien narrado. La visita de la autora es la oportunidad para que la librera explique a los personajes qué es una colección, cómo se escribe, cómo se accede a ella de la mejor manera, en qué consiste la lectura de una serie.
El final es un cierre perfecto, pues sucede algo que muy a menudo acontece cuando un niño lee un libro: descubre que puede reconocerse en él.

Y a modo de colofón, una última cosa que no puedo dejar de mencionar: como librero, he descubierto que puede ser lo más normal que si un cliente encarga un libro lo dejé pagado, como hace Begoña en esta historia. Y es que me cuesta dar ese paso y pedir a las personas que me encargan libros que dejen un pago a cuenta, porque al final, resulta que tengo un estante con libros pendientes de recoger desde hace demasiado tiempo… Creo que Laura, la librera de esta historia, será para mí una buena fuente de inspiración: ¡un espejo, sí!
Una sencillez en su prosa que da gusto meterse entre las líneas. Lo comparto un Abrazo.
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